viernes, 24 de mayo de 2013

por ese miedo idiota


Cuando estoy lejos de mi el miedo se me empieza a notar. Cuando estoy tan dentro suyo empiezan a confundirse las necesidades y ya no se si sus pulmones son los que me faltan para respirar. La línea para perdernos es fina, y en la frontera se armó todo el ejército de salvación de mi persona que intenta prohibir que otra vez  salga de mi y me pare en otra perspectiva donde lo que importa más es ese otro, donde la valoración que otro haga siempre resulta mejor, donde las prioridades y peor aún la ideología y las convicciones dejan de ser personales y se nos vuelven ajenas. En la frontera se desata un caos, inevitable. Por lo que toda vez que corro hacia ese lugar, porque me persigan, porque me absorben o porque me gusta, terminamos en pleno frente de batalla. Todo mi yo a la defensiva, todo mi yo punzante, todo mi yo desconfiado y altanero.

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