miércoles, 30 de noviembre de 2011

Censurada

escribir siempre fue mi forma de trasladar al más allá esas cosas que se ver demás y que a mi vida no le hacen nada falta. hoy que no tengo ganas de saber nada más de lo estrictamente necesario, siento a la par considerablemente recortada mi capacidad redactar.
al no querer/dejar que situación alguna me penetre, tampoco tengo sensación alguna que sacar.

paradójicamente me encuentro viviendo en un cuento de hadas y te puedo contar que hoy me sentí La Cenicienta:

Me bajé del colectivo y perdí un zapato!

Metros corriendo a los gritos para recuperarlo.


... cuán dura es la vida de aquellas que ya no creen en los príncipes azules.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Olfato de perra perdicera

Conocerse con alguien tiene demasiada dicotomía, además de ser un concepto irreal, un estado en el que uno se acomoda cuando siente que ya no lo conmueven las sorpresas o no espera nada más allá de; conocerse es agotarLO-agotarSE. Cuándo uno dice conocer al otro? cuando puede predecirlo. prepensarlo. sólo mirarlo y ya saber la respuesta que viene.
De la mano de ese concepto vienen cosas buenas como saber qué palabras reaniman, qué gestos pueden sacar una sonrisa, qué lugares tocar para extasiar, qué silencios resultan oportunos.
Cada quien podrá aprovechar a su antojo esta forma de conocerse que de ningún modo implica el entenderse. Se puede conocer sin entender.
Yo todavía no puedo definir si el resultado que me arroja esa balanza es positivo o negativo, sentir que lo conozco no se si me suma o me resta. quizás el adjetivo demasiado sea la connotación negativa. hasta nociva podría decirse.
sobre todo cuando miente. LO CONOZCO.