Los domingos desde hace tiempo son para mi, lo que para el resto de muchos mundos.
Una quietud apenas soportable, la pesadez de una semana más sin "eso", la eterna reflexión de mis errores, de mis qué habría pasado si..., la inagotable esperanza de que suceda algo inesperado, la recurrente melancolía.
La repetición de mis "nunca más", las promesas de que la próxima semana las cosas van a ser diferentes, la credulidad infantil de que hadas y madrinas te van a convertir ratones en pura sangre y calabazas en carrosas.
La resignación.
Me paso los domingos hundida en goma espuma y tristeza.
La milagrosa..., y un nuevo y forzado sueño opaca mi pena. Luego Lunes, me levanto con inercia, resavio de falsas promesas del fatídico día anterior, apenas caigo en la cuenta de que sólo faltan 7 días para un nuevo domingo, me entristezco, quiero dormir las siguientes mil horas.
Sensación de Lunes
"..estoy obligada a soportar que el sol salga todas las mañanas, es inhumano."
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