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La mierdera necesidad de cambiar a la gente que, claro está, me condujo hasta el lugar más predecible que podía (de nuevo a los brazos de un ser que, a pesar de a mi vista ser muy solitario y con grandes cosas para resolver, es un ser contento consigo mismo quien no presenta ánimas ni predisposición al cambio); decía, la mierdera necesidad que hasta aquí me trajo, supo cómo colocarme nuevamente en este sentimiento de desgano, de impotencia, de resignación.

Más, hoy se suma un álea hasta antes no considerado, el estado de indolencia permanente.
Cómo sería ésto? sencillo, no siento nada. No logro sentir la pérdida, el deseo, la tristeza, el orgullo por mis decisiones, la conviccion de querer lo que hago, en fin, nada.
una gran amiga me habló mucho de su preferencia acerca de vivir anestesiada, pero para mi es un estadío tan extraño, tan poco mio, que no logro asimilarlo.

Se perfectamente, se lógicamente que esto va a pasar. lo que no aclaro es si realmente quiero que pase, o me quiero quedar asi en la mediocridad el resto de mi cordura.

Lo que me quede de cordura, por cierto.. ya que hace unas semanas me siento un equilibrista en el ojo de un huracán, los vaivenes emocionales son constantes y la repetición de la secuencia cada vez más acelerada, me siento desquiciada, objetivamente los lóbulos de mi cerebro ya no trabajan de manera conjunta e integral, si pienso no siento, si siento no pienso, no tengo hambre, no tengo sueño, tengo frío y calor a la vez, perdí la capacidad de entender a los demás, por momentos ni me impòrtan los demás, objetivamente desquiciada.

Son pocas las ideas = metas: recibirme, viajar, tener la cabeza en paz.