Tan sólo si pudiera llorar..

Todo en esta vida tiene su cuota de suerte. Salvo yo, claro.
Y no lo digo por esa pasión que tengo de victimizarme, no señor. Está comprobado, algunos nacen sin apéndice, otros altos, otros con sangre universal, yo sin suerte. Así como así.
Antes de que Madre me encargara a la cigüeña hizo una pequeña lista de lo que no debía faltar, dos tarritos de alegría, medio frasco de memoria, dos gotitas de creatividad, una suelta sonrisa, una pizca de maldad, una buena intuición, piel morena para no gastar fortunas en protectores solares, y así como lo cuento ni una mínima referencia a la cuota de suerte.
Ahí fue cuando la fuckin' cigüeña, dadas las pocas exigencias de Madre, vió la única oportunidad de ahorrar dinero en el almacen de niños que está en Marte, por si no lo saben, y me mandó tal como me ven, ahorró en altura, en un cuarto de memoria, ahorró en bondad, y por sobre todo en lo que más valía, la suerte.
De ahí el desarrollo de mi vida, me calzo unas preciosas botitas nuevas de gamuza, y llueve; voy por primera vez a la cancha, chau invicto de 22 años; me anoto en la facultad, incendian la mitad; me llevan al casino, no sólo pierden fortuna sino que también le roban el llavero BMW exclusivo; alquilamos un dpto en mardel, nos estafan; me vuelvo loca de amor, es mi puto jefe; organizamos el viaje más entretenido y aventurero, mi acompañante tiene que irse por meses a España. Y así, y así, y así..
Es una visión parcializada, y ya se que hay miles de cosas mucho más trascendentes, pero no puedo sentirme de otra manera. Estoy triste, enojada, desganada, desilucionada, pero entendiendo y apoyando.
Lo que es, es diferente de lo que debería ser, y a su vez diferente de lo que queremos que sea.