lunes, 22 de agosto de 2011

Si te ven mal, te mal-tratan.

Cuando a una mujer la mal acostumbran, termina innevitablemente acostumbrada al mal. Aunque nos cueste horrores reconocerlo durante la relación enferma en si, en algún lugar dentro de cada una se sabe, se siente, se nota desgraciadamente que los intereses y los focos de atención se distorcionan; y el sentirnos atraídas por un tipo más complicado, oscuro, e hijo de puta que el anterior se torna sin advertencia cual adicción descontrolada a la peor de las drogas.
Influenciada por los casos que me tocan conocer de cerca, creo que el desarrollo de la patología se sucede por etapas que podrían definirse en líneas generales más o menos así: mujer que hace una mala elección; luego sufre y se empeña en no admitirlo, justificando hasta el absurdo cuanto accionar del otro que no se corresponda con el ideal que ella tiene establecido; comienzo de la etapa de desvalorización propia, en la que ya no contamos tantas cosas porque aceptamos esa idea inmunda que nos hacen creer de que "él SI piensa, tiene, siente, o le pasan cosas que importan de verdad" y lo de una siempre pero siempre es un momento más. "el vive en el mundo de los terrícolas y yo en la nube de pedo". Lo peor es cuando una lo asume, lo cree tambien, y empieza a postegarse, a guardarse, a transformarse de a poquito en la "mina perfecta", para él. nunca para una. Hasta que termina, en más o en menos, en abrir los ojos a la fuerza o por resignación, y por primera vez nos damos cuenta que EL no es perfecto, que no es atento, que en realidad no me trata tan bien, que el bote tiene dos remos y yo tengo unos músculos impresionantes sóla, que a la primera de cambio cuando yo baje los brazos nos venimos a pique.. Y ahí sufrimos, sin embargo todavía no largamos nada. Va la obstinada y terca, levantando las banderas de la esperanza eterna, y si señores, otra vez las gomeras y las piedras la están esperando.
Por fin, aunque muy tarde, llegamos a un punto de decisión y tratamos de sostener el último aliento de orgullo y amor propio que esta serie de eventos desafortunados a intentado bajo todos los niveles de manipulación conocidos derroir y suplantar.
Una de mis conclusiones es que son ellos quienes no conocen otra clase de amores más que los enfermos y a la larga nos hacen creer a nosotras tambien lo mismo. es dificil no caer en la tentación, lo admito, un amor enfermo está inundado de pasión, de la exaltación pura de emociones al palo tanto buenas como malas, es cambio constante, es el fin y la recreación del mundo en cada discusión, es la filosofía pura de la justificación, la búsqueda incansable de los por qué, ES (y acá lo más patético) el aprender a disfrutar de las pequeñas cosas y sonreir con el detalle más insignificante..

porque acostumbrada MAL a que no te den la vida en grande y demuestren casi nunca lo que sienten, cuando ya ni siquiera nosotras superamos el desprecio, empezamos a encontrar en lo menos (insuficiencia del todo), en lo insignificante (aquello que carece de significado), en lo pequeño (en contraposición a lo magnánimo), en los detalles (cuando deberían ser las excepciones de la regla)... empezamos a encontrar o INVENTAR algo que nos sostenga a nosotras en pie.

es lógico creernos contentas con "mi peor es nada".

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