viernes, 13 de enero de 2012

El verano online

cada año empiezo dividida.
reflexiva y descontrolada
aburrida y desbordada
quemada
Todo se debe a una falta de proyección y aplicación de las herramientas que sumo en los meses transcurridos en cada período anual. voy aprendiendo constantemente y cuando me encuentro en situación de no poder aplicar en el plano real aquello que reuní, me siento flotando en el aire, con poco ánimo. decido tomarme unas vacaciones. en las que suelo aislarme.
de lo ético, de lo correcto, de lo externo, del amor.
me dicen que me encargo en un mes, de destruir todo lo que intenté durante el resto del tiempo construir. lo admito.
Ahora, qué más hace el que construye castillos de arena¿?
de chica pasaba horas en la playa entretenida y concentrada entre baldes, palitas y princesas imaginarias; cuando el proyecto estaba listo había necesariamente que patearlo, pisarlo y olvidarlo, antes de que vengan vientos y olas que lo hagan por una.
Es más llevadera la sensación de sobreponerse al sueño deshecho por motus propio que sufrir por la caída de un Imperio por el hecho ajeno.
Retomo del año que se fue, uno de mis más genuinos pensamientos, ya no quiero muros que yo no construya. y si los que se alzan no prometen la estabilidad de un edificio, deberán necesariamente ser derroídos a tiempo. no pienso exponerme de nuevo a una demanda millonaria promovida por mi corazón en ruinas.
Estoy en pleno verano como una concha de mar toda retorcida hacia su interior, guardando el sonido del mar, sin querer asomar por un minuto la cabeza.
que me critiquen cuanto quieran, como siempre dije, haga lo que haga, me porte bien o mal, la gente va a pensar y decir lo que le venga en gana.
Quien sepa mirar un poco más allá, o mejor dicho un poco más acá, se dará cuenta de quién soy y cuánto valgo.
Esos quedarán, el resto se perderá entre las olas y yo siempre los voy a llevar en mi con el sonido del mar.

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