y en la otra el miedo necesario para no usarla.
miedo a lo que puede abrirse,
o miedo a aquello que puede cerrarse para siempre.
Quien acepta el Eterno Retorno, se previene y acepta sus actos. Con el dolor que puedan contraer, con el placer que puedan conllevar: no hay lugar para el arrepentimiento. F.N.
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