domingo, 25 de mayo de 2008

De los vuelcos de una cena.

Cenaba tranquila, acompañada. Apenas triste por saber que una despedida estaba en camino. De repente hiciste caso a mi risa, no dudaste.
El tiempo, que siempre se complota con mi destino, esta vez apostó a mi favor, jugó fuerte, con ganas, tampoco dudo. Segundo tras segundo dirijió esos destellos azules a mi mesa, a mi boca, a mi vida. Ahí entendí que esa cena no refería al final de momentos inolvidables, sino al comienzo de los mismos.
Hoy no estoy lamentando lo que pudo ser y no. Hoy estoy acá esperando el día en que quiera tanto ese beso suave y sentir otra vez tu nombre en mi oido, como para ir a buscarlos.
El detalle, la paciencia no es mi gran virtud..


Hasta pronto.

No hay comentarios: