jueves, 5 de junio de 2008

Del número de mis fetiches

Amigándome con el sexo opuesto, esa es la mejor definición para el momento. Vamos a firmar una tregua, comienza el período de post-guerra, o al menos una suspensión del bombardeo y el desgaste de granadas.
Soy más fácil de derretir que una manteca.. creo que nada más tienen que encontrar la manera de meterme en un cacharro y prender la hornalla.
Por lo general manejo dos opciones, la primera es que después de la primer cita a ciegas prefiera arrancarme los ojos para, en la vida, no tener el atroz placer de cruzarme con esas cosas otra vez; y la segunda es quedarme idiotizada y creyendo que es aquel Richard Gere que llega en limusina a rogarle a esta Julia Roberts que deje el camino de la prostitución, pero esta idea normalmente se desvanece rápido.
Después me siento en casa a pensar lo extremista y prejuzgona que puedo ser!
Any way ahora quedé un poco desconcertada, no se acerca ni a un extremo ni al otro, lo único claro hoy para mi, es que el número treinta me calienta. Si me calienta, tal como lo digo.

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