viernes, 25 de abril de 2008

Conmigo soy feliz.

A veces el silencio me resulta tan incómodo que ni siquiera me animo a darle un lugar, puedo y de hecho me paso, tres horas hablando, aún durante el sexo.
Justo después de haber concluído sobre el confort de los silencios como objetivo último de mis relaciones, me pasa que te veo e inexplicablemente tengo la necesidad de hablar sin respirar, como si temiera que metas una espina en algún momento que deje al descubierto. Nada podía arruinarlo, no otra vez. Asi fue, noche divina, yo sonriendo.
Por lo que aseguro que ya encontré la solución a nuestro problema, te di demasido espacio en ésta, mi vida, desde un comienzo; ahora es tiempo de tome las riendas convierta todos nuestros encuentros en un monólogo!
Es genial cuando nos llevamos bien con uno!!
Ja.

No hay comentarios: